49 niños víctimas de coxsackie
En las cálidas comunidades del norte de Campeche, donde el sol del otoño parece no dar tregua, un enemigo invisible ha irrumpido en las aulas y los patios de recreo: El virus Coxsackie. Lo que comenzó como un rumor entre padres angustiados en febrero se ha convertido en una alerta sanitaria que ha obligado a cerrar escuelas enteras temporalmente, dejando a decenas de familias en vilo.
En lo que va del año, han afectado a al menos 49 niños en Calkiní y Hopelchén, sus causas, impactos y las lecciones para un estado que lucha por equilibrar la educación con la salud en tiempos de contagios estacionales.
ORIGEN DEL BROTE:
De una Guardería a un Cierre MasivoTodo inició en febrero de 2025, cuando padres de una guardería en la capital campechana reportaron síntomas alarmantes en sus hijos: Fiebre alta, llagas dolorosas en la boca y erupciones con ampollas en manos y pies.
“Mi niña llegó a casa con la boca llena de heridas, no podía ni comer”, relata María López, madre de una afectada de tres años, en un testimonio compartido en redes sociales que alertó a la comunidad.
Aunque la Secretaría de Salud estatal no emitió una confirmación inmediata, el caso presagió lo peor: Un virus altamente contagioso que se propaga como el fuego en un campo seco.
GOLPE FUERTE LLEGÓ EN SEPTIEMBRE
En el municipio de Calkiní, epicentro del brote, las autoridades sanitarias confirmaron 23 casos iniciales en las comunidades de Hacienda Tankuché y Santa Cruz exhacienda.
De estos, 17 provenían del Centro de Educación Preescolar Indígena “Benito Juárez” y seis de una primaria local.
La respuesta fue inmediata: suspensión indefinida de clases en todos los planteles de educación básica, con labores de desinfección intensiva que duraron días.
Para el 22 de septiembre, el número escaló a 30 casos confirmados, según el subsecretario de Educación, Roberto Herrera Mass.
El pico se registró el 11 de ese mes, con 40 contagios en Tankuché, pero gracias a las medidas, no se reportaron nuevos casos en las semanas siguientes.